jueves, 18 de mayo de 2017

“BIENAVENTURADOS LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ”





    
Nuestro mundo está dividido en grandes y pequeños hechos de todo tipo. Guerras, violencia terrorista, económica, social.

El poder puesto al servicio del egoísmo y la supremacía crea barreras insalvables para el diálogo y la solidaridad.

Esto también pasa en las familias, en el corazón mismo del hombre, de cada uno de nosotros.

Trabajar por el valor de la paz implica: Asumir el desafío del diálogo,  Aceptar al otro, No ponerse en primer lugar, ni poner en primer lugar lo que es generador de violencia,  Aprender a resolver pacíficamente los conflictos.

La paz, no significa solo la ausencia de conflicto, implica el vivir de tal modo que los conflictos puedan ser superados en el marco de la convivencia fraterna y respetuosa.

La paz es un espacio de encuentro y un tiempo de relaciones humanas gozosas. Ni es solo ausencia de guerra, ni significa ausencia de conflictos. Convivir en tolerancia y armonía puede suponer un conflicto continuo, pero es positivo en el sentido que es una derrota continuada de la violencia. Las relaciones humanas son siempre conflictivas y la superación pacífica y positiva de estas situaciones es precisamente la forma de convivencia armónica de las distintas culturas, pueblos, religiones, sexos, razas y demás diferencias que puedan servir de excusa para la división, el antagonismo, el odio o la incomprensión.


Manuel Méndez y Pilar Llanderas






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