lunes, 2 de noviembre de 2015

PENSANDO A ANA FRANK




“Afuera no hay canto de pájaros, y dentro un silencio sofocante se cierne sobre todos y todas las cosas, y parece arrastrarme hacia un abismo”

“Llegará el día en que termine esta horrible guerra y volveremos a ser personas como los demás, y no solamente judíos”

“Lo que me asombra es no haber abandonado por completo mis esperanzas, que parecen absurdas e irrealizables. Y, sin embargo, me aferro a ellas a pesar de todo y sigo creyendo en la innata bondad del hombre”

“Afuera no hay canto de pájaros, y dentro un silencio sofocante se cierne sobre todos y todas las cosas, y parece arrastrarme hacia un abismo”

“Nunca creeré que los poderosos, los políticos y los capitalistas sean los únicos responsables de la guerra. No, el hombre común y corriente también se alegra de hacerla. Si así no fuera, hace tiempo que los pueblos se habrían rebelado”.

“Trescientos cincuenta aviones ingleses descargaron medio millón de kilos de explosivos sobre IJmuiden (Holanda), haciendo temblar las casas como hojas al viento”

“Los padres sólo pueden dar buenos consejos o ponerlos en el camino del bien, pero la formación del carácter de una persona reside en ella misma”.

“Piensa en toda la belleza que queda a tu alrededor y sé feliz”

Ana Frank





En 1939 se desató uno de los conflictos bélicos más catastróficos en la historia de la humanidad: La Segunda Guerra Mundial. Este hecho dañó naciones y deshumanizó a sociedades que, hasta la fecha, cargan con los estragos que dejaron las diferentes posturas políticas y económicas, las que dañaron de manera profunda la ideología de naciones enteras.

Este tipo de conflictos, como muchos hechos crueles en la historia, pueden ser la fuerza que impulse a crecer como individuo y sociedad. La muerte y sufrimiento que se vive en carne propia, endurecen el alma para que lo venidero sea sólo un ráfaga de aire que se desvanece en el ambiente y el temple quede intacto. Los personajes que vivieron esta guerra, no sólo física, sino emocionalmente, trataron de no abandonar el sentimiento y conmemorar a todos aquellos que no tuvieron la suerte de vivir para contarlo. Ana Frank es uno de esos valientes personajes que gracias a su gusto por escritura, narró los hechos que atormentaron su infancia, lastimando a su familia y a una sociedad entera.

Ana fue una niña autodidacta, quien aprendió a sobrevivir de una manera “ruda y difícil” las condiciones a las que la guerra la acarreó. El amor que tenía a su familia y a la vida, ayudaron a mantenerla alerta ante la catástrofe que vivía.

Su regalo de cumpleaños, días antes de escapar a un escondite junto con su familia para no ser encontrados por los nazis, fue un pequeño cuadernillo, regalo de su padre, para que comenzara escribir. En ésta narró todos los hechos atroces a los que fueron sometidos los judíos a manos de los nazis, quienes deseaban su exterminio. En los textos, Ana describe sus deseos de seguir viva y la esperanza que mantenía a pesar de ser consciente de la posibilidad de ser quemada o ahogada en la cámara de gas.

Desde que leímos su historia en el diario que fascinó al mundo, hasta los últimos días de su vida, Ana Frank mantuvo intocable el ímpetu por vivir la vida y disfrutarla. Hacerla un episodio en la celebración de la vida nos enriquece de todas las formas en las que el humano tiene para ser feliz, sin importar las limitaciones físicas o económicas. Al final, una de las catástrofes más dolorosas la vivió ella en carne propia.







FUENTE: CULTURACOLECTIVA

No hay comentarios:

Publicar un comentario