miércoles, 16 de julio de 2014

DÍA DE LA VIRGEN DEL CARMEN


SALVE A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

Salve, Virgen pura,
Salve, Virgen Madre,
Salve, Virgen bella,
Reina Virgen, Salve.
Gózate, María,
Patrona del Carmen,
Con las alabanzas
Que dan tus cofrades.
Tu amparo buscamos
Benigno y suave,
Hoy los desterrados
En aqueste valle.
Eres del Carmelo
La Pastora amable,
Que tus ovejuelas
Das pasto suave.
A Ti, pues, clamamos
Buscando piedades:
¡Ea, pues, Señora,
No nos desampares!
Es tu Escapulario
La cadena grande
Con que se aprisiona
El dragón infame.
Vuelve ya a nosotros
¡Oh piadosa Madre!
Tus benignos ojos,
Llenos de piedades.
Pues con tu defensa
Viven tus cofrades
Libres de peligros
Y de todos males.
Muéstranos, María,
Benigno y afable,
De tu puro vientre
El fruto admirable.
Es contra el Infierno
Tu poder tan grande,
Que libras las almas
De eternos volcanes.
Si, por nuestras culpas,
Penas a millares
Merecemos todos,
Tu favor nos salve.
Y, si al Purgatorio
Bajan tus Cofrades,
Pedimos, Señora,
Que al punto los saques.
¡Oh clemente! ¡oh pía!
¡Oh cándida ave!
¡Oh dulce María!
Salve, Salve, Salve.

ORACIÓN

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos. Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.


ACCIÓN DE GRACIAS Y OFRECIMIENTO

¡Oh Virgen Santa del Carmen! Jamás podremos corresponder dignamente a los favores y gracias que nos has hecho al darnos tu santo Escapulario. Acepta nuestro sencillo, pero hondamente sentido, agradecimiento y, ya que nada te podemos dar que sea digno de Ti y de tus mercedes, ofrecemos nuestro corazón, con todo su amor, y toda nuestra vida, que queremos emplear en el amor y servicio de tu Hijo Señor nuestro, y en propagar tu dulce devoción, procurando que todos nuestros hermanos en la fe, con los cuales la divina Providencia nos hace convivir y relacionar, estimen y agradezcan tu gran don, vistiendo el santo Escapulario, y que todos podamos vivir y morir en tu amor y devoción. Amen.



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