sábado, 9 de julio de 2011

¿OBJETO O SUJETO?




"El sentido que podemos forjar no es el sentido eterno; el nombre con que podemos nombrar no es el nombre eterno. Quien es capaz de escribir semejante afirmación, conoce la relatividad y el origen subjetivo de todo sentido y de todo nombre. Sabe que todo acto de atribuir sentido y significación y todo acto de nombrar crean una realidad bien determinada. Pero para llegar a este grado de saber tiene que, por así decirlo, haberse sorprendido en flagrante acto de invención de una realidad. En otras palabras, tiene que descubrir cómo creó primero un mundo "a su imagen", sin tener conciencia del acto de su creación, y vivir luego dicha realidad como el mundo "exterior e independiente de él"- precisamente el mundo de los objetos- , de cuyo modo de ser él mismo se construyó autorreferencia. Esta búsqueda es inevitable y su sinsentido se torna significativo. Debe uno recorrer el camino errado para que éste se revele como camino errado." (Watzlawick, 1998).


Las bases del constructivismo pueden remontarse a la época de los filósofos estoicos como Epícteto, antes incluso de la era cristiana. A lo largo de la historia de la humanidad, ideas que podríamos considerar de corte constructivista han aparecido y desaparecido en ciclos que llegan hasta nuestros días. Vico, Kant y Vaihinger pueden considerarse algunos de los precursores modernos de esta corriente de pensamiento, al enfatizar el rol activo y constructor del hombre, para con su realidad (Neimeyer y Mahoney, 1998). 

¿Qué es el constructivismo? 

El constructivismo podría considerarse como un grupo de teorías con una visión de la realidad que reniega del modelo epistemológico lineal de SUJETO/OBJETO, reemplazándolo por una compleja relación de retroalimentación, entre estos dos elementos. OBSERVADOR y OBSERVADO se funden en una relación dialéctica. Sus principios están basados en la asunción de que nuestras sensaciones, percepciones y conocimientos, no existen fuera de nuestras mentes. De esta forma, el conocimiento no es algo "externo" que se nos haya dado o entregado a los seres humanos. Por el contrario, es algo que se construye en nuestras interrelaciones con el mundo, es decir, en lo que hacemos nosotros en él cada día (Hendry, G., Frommer, M., Walter, R. 1999, p.359). 

El constructivismo alude también a la responsabilidad individual ya que concibe nuestros mundos como creaciones propias y no como algo que nos viene dado desde fuera, como una realidad externa. Sus presupuestos implican que cada ser humano es autónomo y responsable con relación a la vida que posee. Una poética descripción constructivista de la realidad, es la que hace el profesor Ricardo López (2002) cuando sostiene que:


"El conocimiento, o el saber en cualquiera de sus formas, surge como construcción, pero rápidamente se separa de sus creadores y comienza a ser parte del mundo. Se convierte a continuación en parte de la interacción y pasa a tener repercusión sobre la vida de sus propios creadores. La interdependencia entre observador y mundo observado, cuya comprensión emprende el constructivismo, mantiene así una dinámica incesante en la que difícilmente podría volver a reponerse la distinción entre sujeto y objeto. Hay una retroalimentación permanente entre los hombre y sus construcciones."





En su vertiente más extrema (constructivismo radical) se postula que la realidad refleja la estructura del conocedor. Con esto se está queriendo decir, que cada sujeto construye su propio mundo de acuerdo a las distinciones que hace en su vivir cotidiano, distinciones que, a su vez, están determinadas por las propiedades y limitaciones de su estructura. Los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela son dos de los precursores de esta visión de la realidad. Para ellos, las cosas sólo existen en el campo de las distinciones cognitivas (Véase Neimeyer y Mahoney, 1998). Estas distinciones se sirven del lenguaje para constituirse en objeto separados de la realidad. Los seres humanos, entonces, usamos el lenguaje y mediante esta herramienta creamos un mundo en el cual nos podemos coordinar por el mismo lenguaje. 

La construcción de la realidad 

De acuerdo a la epistemología constructivista, somos parte de un mundo creado socialmente por nosotros mismos. Las cosas que nos rodean son provistas de una carga emocional y muchas de ellas trascienden su existencia más inmediata, para cobrar una significación simbólica. Casi sin querer, el constructivismo apela a la responsabilidad y a la autonomía, toda vez que concibe que cada mundo sea producto de la obra de cada constructor. No hay a quién culpar de lo que no nos resulta o de aquello que no nos sale bien. Asimismo, supone una ética de la convivencia ya que asume que nadie tiene la mirada correcta sobre algo puesto que cada perspectiva es correcta para cada observador. Según Watzlawick (1998, p. 268),



"El constructivismo no crea ni "explica" ninguna realidad "exterior" sino que revela que no existe un interior ni un exterior, un mundo de objetos que se encuentre frente a un sujeto. El constructivismo, más bien, muestra que no existe la separación de sujeto y objeto (sobre cuyo supuesto se construyen infinidad de "realidades"), que la división del mundo en opuestos está forjada por el sujeto viviente y que las paradojas abren el camino que conduce a la autonomía."


Para algunas personas, el auge del constructivismo ha permitido ciertos "excesos epistemológicos" y algunos de los autores que hablan a través de él, han exagerado y radicalizado un poco sus posturas. Steven Pinker, por ejemplo, en su libro "La Tabla Rasa" (págs. 294-298, 2003) hace, desde la biología, una crítica muy interesante relacionada con esto. Aquí, el autor cuestiona algunas de las visiones relativistas que afirman que todo estaría bajo el yugo del lenguaje y que nada existe fuera de él. 

En la psicología 

A partir de la perspectiva constructivista han surgido una serie de corrientes teóricas ligadas a la terapia psicológica. Autores como Kelly, Beck, Guidano, Ellis y Mahoney por nombrar algunos, enfocan sus tipos de tratamiento desde una visión del hombre como constructor de la realidad. Con algunas diferencias, todos piensan que las personas suelen actuar a través de pensamientos errados o inexactos, que les hacen ir construyendo una realidad incómoda y de sufrimientos. Ellos mismos crean una vida propia en la que no están a gusto y con la que sufren. La terapia, a través de múltiples y variadas técnicas, apunta a que el paciente pueda reelaborar estas construcciones basadas en supuestos erróneos y poco optimistas y las sustituya por una visión más esperanzadora, que abra posibilidades de acción y promueva el desarrollo personal. 

La mayoría de estas perspectivas teóricas asumen la "biología del conocer" de Maturana y Varela como bases de sus presupuestos. Los conceptos de autonomía y autopoiesis son justamente a partir de los cuales se desarrollarán estos diferentes enfoques, más vinculados a una psicología humanista. Esta nueva visión reniega profundamente de las ideas deterministas del conductismo y el psicoanálisis. En los últimos años ha existido también un importante auge de las denominadas "terapias cognitivas", cuyos presupuestos epistemológicos tienen una notoria influencia constructivista. Más breves y prácticas, todas comparten la visión del hombre como un ser constructor de su vida y responsable de su existencia. El profesor Guillem Feixas (2003b, p. 2) resume así este tipo de terapias, 



"A pesar de su diversidad conceptual, los diversas terapias cognitivas que se inspiran en el constructivismo comparten esta visión de la cognición. A su vez, el ser humano es visto como un ser proactivo, que construye activamente el significado, en lugar de un ser reactivo, que responde a los estímulos del medio. Pero, al no poder dar un significado definitivamente válido a su experiencia, va configurando en su forma particular de construir un patrón progresivamente coherente que tiene que ver con un cierto sentido de identidad, un patrón que le permite sentirse "yo" en el devenir cambiante de la experiencia, en el flujo del vivir."



Principios 

A pesar de que la categoría de "constructivismo" parece demasiada amplia, podríamos hacer un esfuerzo por resumir algunos de sus principios fundamentales en los siguientes puntos (Véase Hendry, Frommer, Walter, 1999,p. 361): 

•El conocimiento sólo existe en las mentes de las personas

•El significado o las interpretaciones que dan las personas a las cosas dependen de su conocimiento

•El conocimiento, las percepciones y las ideas son construidas en las relaciones que establecen las personas con el mundo

•El conocimiento que compartimos es producto de un cerebro común y un cuerpo que es parte del mismo universo

•El conocimiento es creado a través de nuestras percepciones y acciones


Para finalizar con este apartado, podemos decir que el constructivismo pretende salvar la casi irreconciliable brecha entre ser y hacer. Sus propuestas más importantes pueden resumirse en la fusión de estos dos conceptos. Nuestro ser sólo toma forma en la medida que hacemos cosas y son estas cosas que hacemos, las que constituyen lo que somos. Por eso es que es posible cambiar nuestro ser mediante los actos que hacemos, porque es a través de estos mismos, que nos hacemos otra vez y así ad infinitum.





Tesis doctoral "La construcción de la realidad: Programa de Desarrollo de Habilidades Metacognitivas".
AUTOR: Diego Bravo Fuenzalida, Universidad Complutense de Madrid.


No hay comentarios:

Publicar un comentario