miércoles, 29 de junio de 2011

INCOMPETENTE



El Principio de Peter y la incompetencia laboral



"Incompetentes y más incompetentes. Están por todas partes, hemos aprendido a coexistir y convivir en con ellas. La ambición de estas personas las ha llevado directamente a la incompetencia" 


En una edad muy temprana me percaté de que un porcentaje alto de las personas que ejercen su trabajo son incompetentes o no aptas para el mismo. Lo asombroso no era esto, sino que a mi alrededor nadie parecía darse cuenta de ello y me calificaban de demasiado exigente. 

Con el paso del tiempo encontré el libro “El Principio de Peter” y me sentí aliviado al comprobar que no sólo yo estaba en lo cierto, sino que se trataba de un fenómeno que había sido estudiado y encuadrado de una disciplina denominada “Jerarquiología” (estudio de las jerarquías).

“El Principio de Peter” de Dr. Laurence J. Peter fue editado por primera vez en el año 1969, sin embargo sigue vigente a día de hoy. Según dicho principio “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia”. Dicho de otro modo, “Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones” (Corolario de Peter).

En el libro se describe las personas empleadas en una empresa están organizadas de forma jerárquica y los problemas que esto conlleva. Muchas aceptan cargos para los no están capacitadas sólo por el prestigio personal que ello supone o por una cuantiosa mejora económica en su sueldo. 

Un ejemplo es el vendedor que disfruta con su trabajo y realiza un número elevado de ventas. Por ello, es ascendido a jefe de ventas, tarea que con el tiempo realiza de forma exitosa, lo que le lleva a un nuevo ascenso, esta vez como delegado comercial y así progresivamente hasta ser director comercial. En ese punto, se muestra incompetente, pues debe tomar decisiones en vez de vender, que es lo que realmente hace bien y le gusta, así pues deja de ascender y se mantiene en dicho puesto. 

Lo mismo sucede cuando una persona se entretiene con un videojuego. Al principio no sabe jugar pero tiene ilusión de ganar algún día. Cuando éste llega y domina por completo el videojuego, éste pierde interés y juega a otro que es más difícil, pese a desconocerlo. Y así indefinidamente. 

Demasiada dosis de ambición puede llevarnos al fracaso, ese fracaso tan temido por muchos y tan sufrido por otros tantos. Aprender a vivir con el fracaso y con el éxito evita esta situación, para ello deberíamos haber sido educados para convivir con la frustración, aunque nunca es demasiado tarde para aprender.


 C.S. "Cean"



“Procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien”

William Shakespeare




Fuente: http://www.noeresmas.com/articulos

No hay comentarios:

Publicar un comentario